Suena el timbre del recreo y la preceptora nos reúne a todxs en el patio de la escuela. Esta vez no sólo es quien ordena y pide silencio, tiene a su cargo una actividad distinta, se trata de unas palabras alusivas que nos van a compartir. Un profe toma la palabra y se erige recto en el centro de la escena, con tono decidido nos dice que vamos a hacer un paréntesis para recordar lo que sucedió el 2 de abril.
Cual cronista nos relata la sucesión de los hechos, el horario del desembarco y los nombres de los primeros soldados que tocaron suelo malvinense. Nos relata lo que vivieron los soldados en la guerra, apela a su propia experiencia como conscripto pero también cita lo que mostraron la otra noche en el programa de Fantino.
Nos dice que hay que conocer la historia, que si bien esta guerra fue en contexto “particular”, “nuestro presidente” creyó que era lo que había que hacer y la gente salió a vitorear semejante acto de valentía.
Con algunxs profes nos miramos sorprendidxs cuando el discurso toma la forma de arenga: nos dice que hay que morir por la patria, que en el campo de batalla hay que dejar todo por la celeste y blanca y nos ilustra con el ejemplo de un soldado que perdió su vida por defender la de su superior. «En el campo de batalla no hay grieta, el amor a la patria todo lo puede» nos dice con determinación en el cierre de su discurso. Con una gestualidad castrense nos pide un minuto de silencio para recordar a los caídos y luego todxs aplauden.
Al volver a clase pregunto a lxs estudiantes que les pareció el discurso. Algunos dicen “muy bueno” “faltó el himno” “faltó la bandera”. ¿Qué más faltó? les pregunto tratando de llevar el intercambio hacia donde quiero ir. “Qué explicara un poco más el contexto, profe”. Pensamos por qué algunas palabras como “dictadura”, “golpe de estado” o “memoria” no aparecieron en esta reconstrucción tan selectiva de la historia. Algunxs justifican las palabras alusivas del docente diciendo que eran sólo eso y que no era un profe de Historia experto en el tema. Alguien agrega que lxs mandaron a morir a la guerra y aprovecho el comentario para preguntarles si estaban dispuestos a dejar todo por la celeste y blanca. La pregunta los descoloca, pero les recuerdo que el himno argentino no duda al respecto: “Oh juremos con gloria morir” solemos entonar casi de manera automática. Las madres toman las riendas del debate, “yo no mandaría a mi hijo a morir por la patria, ¿pero… qué es la patria?” mientras que otra la confronta “yo no mandaría a mi hijo pero moriría yo por la patria para él tenga un futuro mejor”.
Tigre no es Miami 