Reencuentros

Nos citan para hablar de disposiciones y protocolos. Ronda de barbijos, mates solitarios y distancias imposibles de respetar, distancias que se escapan y se rompen. En el medio de oradores que intentan amenizar lo que deben decir, surge la pregunta… ¿qué es lo que queremos hacer?

Alguien comentó que si las clases fueran lo que hicimos el año pasado entonces abandonaría la docencia

Pueden poner sobre la mesa elementos y disposiciones, medidas y órdenes en todo tipo de secuencias, somos nosotres quienes actuamos: decidimos ser agentes del estado o preguntarnos por dónde y cómo vamos a encarar lo que en verdad nos interesa.¿Pero qué es lo que nos interesa? 

Apareció en mi cabeza el taller sobre la «nada» que habíamos hecho tiempo atrás. Alguien trajo un montón de recipientes vacíos y mientras nos los íbamos pasando para abrirlos, las palabras y los cuerpos brotaban locamente. Fue impactante ver y escuchar lo repleta que estaba nuestra nada. En la otra escuela no estoy en un buen momento, nada de encuentro, nada de pensamiento, todxs concentradxs en cuándo se entrega el rite en marzo y afincando la autoridad de la directora en sus planillitas.

Pero justo ahora, como uno de esos frasquitos vacíos al que se le podía desenroscar la tapa, surgió de la ronda la pregunta: ¿qué queremos?Quiero mirar a los ojos, basta de pantallas, dijo unx. Tengo miedo, asomó otrx. Esto es una escuela, espetó alguien, una cosa es hacer lo que se puede y hasta ponerle onda, otra es hacer de cuenta que aprendimos algo el año pasado.

¿Qué queremos? Es una pregunta que hay que ir desenroscando.Una escuela es un espacio sostenido por quienes lo habitan. Pero, claro, también es la fábrica de ciudadanía obediente que, aún vieja y anquilosada, supo vestirse de tecnología para ampliar la producción de obediencia.  Después de todo, el pizarrón siempre fue una pantalla.Para que una acción valga la pena, es necesario tomarla como tal, hay algo en el orden estatal (científico, dogmático, pedagógico) que debe trastocarse, interrumpirse, volverse lo que no es. Tal vez ese instante en el que, en medio de una epidemia de instrucciones, decidimos hacer lo que queremos.

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