«Que podemos y que no podemos decir en las aulas»

Reviso el libro de aula y me encuentro con una hoja de apariencia inocente, sospecho que es alguna de esas indicaciones que te deja la jefatura de Departamento y la ignoro con decisión. Mientras intento acallar las voces estudiantiles que entre mates y galletitas protestan por la existencia misma de la quinta hora, escucho una vocecita que intenta abrirse paso en el ruido. Pregunta si “Vamos a hacer algo con lo de Cristina”, le digo que no pero me dice que mire en el libro porque allí “te dejaron una hoja”    Efectivamente la advertencia era atinada. Y el material no era inocente.  Pregunto sobre esto a la preceptora que en un susurro me dice que había una indicación de charlar con lxs estudiantes “lo que paso el jueves”

A golpe de vista y en una primera lectura “la hoja” me recordó algunas de esos materiales que cada tanto desclasifican los servicios de inteligencia.   De entrada se marca la cancha con unas advertencias sobre qué podemos hacer y no hacer en el aula. Con aires marciales advierte

 “Ya en el aula, es importante establecer los marcos en los cuales se llevará adelante la discusión. Estos marcos son, necesariamente, los que señalan las leyes vigentes y los límites del disenso legítimo en sociedades democráticas, que señalan qué podemos y qué no podemos decir en las aulas”

Incluso se señala el modo de usar en el pizarrón Trato de recordar si en tres décadas había visto por escrito un texto de esta naturaleza, tan lejos del estilo progre habitual y tan lleno de amenazas veladas.   Sigo leyendo:

 “Sugerimos algunas palabras estructurantes: democracia – autoritarismo – magnicidio – desestabilización – instituciones – república.”

Cambio de registro. Con la sugerencia de palabras estructurantes parecería que estamos regresando al estilo universitario cool propia de estos documentos.   Acorde a los mandatos de la semiología que sostienen que los discursos se entienden no desde la intención sino desde la recepción, dejo hablar a lxs estudiantes antes de emitir sonido.  Lo primero que me preguntan es si “vamos a perder una clase por esto”.  Lo segundo es algo que el documento oficial parece prever

 “Entonces, sobre este asunto, pueden surgir en el aula algunos interrogantes para problematizar: la muerte de aquel  kiosquero, muy lamentable por cierto, ¿pone en riesgo las instituciones de un país?”

Efectivamente, lxs pibxs mencionan un caso de gatillo fácil (abundantes en la zona) y se preguntan si hay personas más importantes que otras. Luego de leerles que en el texto se distingue entre muertes que “ponen en riesgo las instituciones del país” y otras que no, se desata la indignación.  En la clase de Política y Ciudadanía veníamos pensando qué tipo de gobierno es la democracia representativa y el documento no deja lugar a dudas al respecto.  Las instituciones democráticas no “se ponen en riesgo” cuando muere un ciudadano común algo que incluso algunas veces sucede a manos de las fuerzas de seguridad. Ahora confirmamos algo que ya veníamos leyendo en la Constitución, a saber que en la democracia los que valen son los representantes que son “los que deliberan y gobiernan” como señala  en el artículo 22.  

El texto indica que “las palabras construyen realidad”, decidimos hacer caso a esta consigna y retomamos las palabras estructurantes que sugiere el texto y las organizamos en función de lo discutido.  Anotamos que en  la “democracia” y sus “instituciones” se produce una  “desestabilización” cuando se produce un “magnicidio”.  Alguien que parecía distraído dice al pasar que no parece que la democracia fuese un “gobierno de iguales”  Le digo que en la próxima clase vamos a tratar de ver de que se trata el capitalismo.

PD; En este enlace se puede acceder al documento distribuído. https://www.gloriayloor.com/apuntes-para-una-didactica-del-dia-despues/

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